Los gavilanes


Camino a las alturas
se ven los gavilanes,
se pierden en las nubes
y se acercan al sol.
Regresan pensativos
mirando al infinito:
no saben si en la lucha
alguno se quedó.

Según sus propias leyes
aplican la justicia,
poniendo por delante
su noble corazón.
Las garras afiladas
ya prontas al ataque,
esperan el momento
para entrar en acción.

Vuelen, vuelen, gavilanes,
a pelear por la razón,
no es vergüenza ser bandido
si se roba al que-es ladrón.
Vuelen, vuelen, gavilanes,
y no dejen de pelear,
que la suerte de los pobres
en sus manos va a quedar.

Que prendan las hogueras
detrás de la cascada,
que todas las estrellas
empiecen a brillar,
que suenen las guitarras
y canten sus recuerdos,
que al fin los gavilanes
también saben amar.


Que venga el centinela,
también que se divierta,
que estemos todos juntos,
mañana Dios dirá;
y cuando el sol se asome
y acabe con la noche,
entonces, gavilanes,
¡es hora de pelear!


Autor(es): José Alfredo Jiménez

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