Plaza añoranzas


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Del milenario Dulce, y unido a su ribera,
a la margen derecha del longevo caudal,
como un clarin de alerta, celoso centinela,
emerge su figura de estirpe señorial.

De su ventral costado, y en preludios sonoros,
explotan los arpegios en coro nocturnal,
y ardientes pachamamas le danzan asombradas,
y duendes, en conjuro, le ensayan madrigal.

Cual templo de Vesta, de helénicas figuras,
el gran proscenio, en rito, remedando el portal,
atesora en sus muros, plateas y rincones,
los dioses de la danza en su fuego ritual.

La centenaria madre, guardiana de la raza,
contempla alborozada la obra colosal,
y amasando pasados de gloria y recuerdos
prodiga ya el abrazo, sincero...Fraternal...

Y en raro sortilegio renacerán estampas,
resucitando el alma de todo lo ancestral,
enarbolando, enhiesta, cual añosas tacuaras,
la gloria de una raza, con fuego intemporal...

Salud Santiago, cuna de bardos y cantores!
Gerez, con su Añoranzas, te hereda un madrigal,
y el dueño de las mieses, con caliz de alegrías,
derrama a manos llenas su gracia celestial.

¡Salud, Plaza Añoranzas, posada de los sueños!
¡Salud, templo y refugio del arte nacional...!

Hector Yocca Acuña
Febrero 1999


Autor(es): Hector Yocca Acuña