Silvio Rodríguez

Cierta historia de amor


Imprimir canciónEnviar corrección de la canciónEnviar canción nuevafacebooktwitterwhatsapp


Yo era un muchacho tranquilo
hasta que di con mi sueño
más dorado que era una mujer
algo mayor que yo.
Ella tenía treinta y cinco
y yo dieciocho para mi favor
(Favor dudoso).

Empezó por regalarme
dos camisas y un vestido
para que yo se los diera a mi mamá.
A eso le siguió una lluvia de pequeños
regalitos para mí
(Para mí entierro).

Hasta me froté las manos
cuando supe que vivía sola
desde que por fin se divorció.
Y en su casa hice meriendas,
comidas y desayunos hasta engordar
(Casi reviento, como verán).

Lo tenía todo, y me puse ocioso:
me pasaba el día de la lectura al amor.
"¿Qué quiere mi dueño?,
¿qué quiere mi encanto?",
me decía con voz azucarada
si me iba a mover.

Mi amigos comentaban
que yo sí era un bárbaro del diablo
y la fama de conquistador nació.
Las pepillas me buscaban,
yo me pellizcaba el brazo para ver
si era soñando.

Aprendí, de un buen amigo
a pegarle a mi mujer,
a llevar los pantalones
como es la tradición.
Y ella iba a mi trabajo,
para sorprenderme
en algo ilegal
(Era normal).

Me di cuenta que las cosas
ya no estaban es su sitio
cuando me empezó a coser
la ropa encima, al salir.
Después vino la algazara,
las denuncias y los llantos al dormir.
Y pasó el tiempo...

Decidí dejarla cuando una noche
desperté y la vi que se lanzaba sobre mí
con unas tijeras de podar sus matas
mientras me juraba que
no iba a ver
a otra mujer
jamás.

Me puse la ropa y salí corriendo
entre amenazas que no puedo repetir.
Me puse la ropa y salí corriendo
sin sueños dorados, pero a salvo el honor.


Autor(es): Silvio Rodríguez