Manuel Medrano

La mujer que bota fuego


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Huele a ti mi palma y mi mano hasta a la punta de los dedos,
la espalda y los pies, hasta la punta de los pelos,
mi sábana, mi almohada y mi perro,
mi espíritu, mi alma y mi credo.

Mis palabras, mi espacio y mi tiempo,
se han congelado hasta mis huesos,
del sabor a fucsia que tienen tus besos.

No puedo quitar el olor de ti,
de mis sábanas nuevas, de mi cojín,
de esa prenda que usabas después del amor,
antes de dormir.

No sé si entre mi espalda y mi pecho pueda guardar
ese secreto que gritábamos anoche, tú y yo,
antes y después del sol.

Si alguien supiera que daría mi vida entera,
por estar contigo de nuevo,
porque tú eres la mujer que bota fuego...

Tú eres la mujer, tú eres la mujer que bota fuego,
cuando en mi cama nos sacudimos,
tú eres la mujer, eres la mujer que se enloquece
cuando el ombligo le beso.
Eres la mujer, eres la mujer que bota fuego
cuando en mi cama se suelta el pelo,
eres la mujer, eres la mujer que tiene todo el derecho sobre mí.

Huele a ti mi palma y mi mano hasta a la punta de los dedos,
la espalda y los pies, hasta la punta de los pelos,
mi sábana, mi almohada y mi perro,
mi espíritu, mi alma y mi credo.

Mis palabras, mi espacio y mi tiempo,
se han congelado hasta mis huesos,
del sabor a fucsia que tienen tus besos.

No puedo quitar el olor de ti,
de mis sábanas nuevas, de mi cojín,
de esa prenda que usabas después del amor,
antes de dormir.

No sé si entre mi espalda y mi pecho pueda guardar
ese secreto que gritábamos anoche, tú y yo,
antes y después del sol.

Si alguien supiera que daría mi vida entera,
por estar contigo de nuevo,
porque tú eres la mujer que bota fuego...

Tú eres la mujer, tú eres la mujer que bota fuego,
cuando en mi cama nos sacudimos,
tú eres la mujer, eres la mujer que se enloquece
cuando el ombligo le beso.
Eres la mujer, eres la mujer que bota fuego
cuando en mi cama se suelta el pelo,
eres la mujer, eres la mujer que tiene todo el derecho sobre mí.

Tú eres la mujer, tú eres la mujer que bota fuego,
cuando en mi cama nos sacudimos,
tú eres la mujer, eres la mujer que se enloquece
cuando el ombligo le beso.
Eres la mujer, eres la mujer que bota fuego
cuando en mi cama se suelta el pelo,
eres la mujer, eres la mujer que tiene todo el derecho sobre mí.